PRI descarta candidatos externos y apuesta por militantes rumbo a 2030

Por Juan Pablo Ojeda

 

El PRI quiere cerrar un capítulo que, desde su dirigencia, consideran fallido. Alejandro Moreno Cárdenas, líder nacional del partido, dejó claro que rumbo a la elección presidencial de 2030 el tricolor no volverá a respaldar candidaturas externas ni lo que llamó “experimentos” ciudadanos. El mensaje no es menor: después de dos derrotas consecutivas, el PRI busca redefinir su estrategia y regresar a una apuesta clásica, perfiles formados dentro del partido y con experiencia política.

Moreno explicó que en 2018 y 2024 el PRI decidió apoyar candidaturas que no surgieron de su militancia, bajo el argumento de que los partidos estaban desgastados y que era momento de abrir paso a figuras “ciudadanas”. Sin embargo, el balance que hace la dirigencia es negativo. A pesar de que millones de votantes siguieron respaldando al PRI, los resultados electorales fueron adversos y el partido no logró competir con fuerza frente a Morena.

Desde su lectura, esas decisiones no fortalecieron al PRI ni lo posicionaron como una alternativa real de gobierno. Por el contrario, dejaron una lección que, asegura, no se debe ignorar: insistir en fórmulas ajenas al partido puede salir caro, no solo para la oposición, sino para el país en su conjunto. Por eso, advirtió que repetir esa ruta en 2030 sería un error estratégico.

El dirigente priista planteó que la discusión de fondo no debe girar en torno a quién “quiere ser candidato”, sino a quién tiene la capacidad real de ganar una elección presidencial. En un tono directo, sostuvo que México necesita liderazgos con carácter, preparación y trayectoria en la administración pública, no solo buena imagen o popularidad momentánea. En ese contexto, defendió que el PRI tiene cuadros con experiencia probada para enfrentar los retos nacionales.

Incluso, Moreno dejó abierta la posibilidad de buscar la candidatura presidencial, al recordar que ha ganado las contiendas en las que ha participado y que cuenta con un historial político que, a su juicio, lo respalda. Más allá de nombres, insistió en que el partido debe construir una opción sólida y competitiva.

Sobre la estrategia electoral, señaló que antes de definir candidato el PRI analizará el contexto político y social del país. Anticipó que el desgaste de Morena será inevitable y que la oposición tiene margen para crecer si logra organizarse con claridad y rumbo. Aunque afirmó que el PRI está en condiciones de competir solo, reiteró que mantiene una vocación aliancista y disposición para dialogar con otras fuerzas políticas, siempre que exista una intención real de enfrentar al oficialismo.

El mensaje también tuvo un destinatario interno. Durante la instalación del nuevo Consejo Político Nacional, integrado por perfiles cercanos a la dirigencia, Moreno llamó a la militancia a cerrar filas, reorganizarse y confrontar políticamente al gobierno de Morena. Aseguró que el PRI “está vivo, organizado y con proyecto”, y que buscará demostrarlo en las próximas elecciones estatales.

Con este posicionamiento, Alejandro Moreno traza una línea clara rumbo a 2030: el PRI quiere volver a confiar en su estructura, su militancia y su experiencia, dejando atrás las candidaturas externas que, según su diagnóstico, ya demostraron sus límites.

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